lunes, 30 de junio de 2014

Reseña: «El coronel no tiene quien le escriba»








El coronel no tiene quien le escriba”
 

Autor: Gabriel García Márquez
Editorial: DEBOLS!LLO
ISBN: 9780307350435
Páginas: 104 (paperback)
Resumen: El coronel no tiene quien le escriba fue escrita por Gabriel García Márquez durante su estancia en París, adonde había llegado como corresponsal de prensa y con la secreta intención de estudiar cine, a mediados de los años cincuenta. El cierre del periódico para el que trabajaba le sumió en la pobreza, mientras redactaba en tres versiones distintas esta excepcional novela, que luego fue rechazada por varios editores antes de su publicación. Tras el barroquismo faulkneriano de La hojarasca, esta segunda novela supone un paso hacia la ascesis, hacia la economía expresiva, y el estilo del escritor se hace más puro y transparente. Se trata también de una historia de injusticia y violencia: un viejo coronel retirado va al puerto todos los viernes a esperar la llegada de la carta oficial que responda a la justa reclamación de sus derechos por los servicios prestados a la patria. Pero la patria permanece muda...

 
Aquí les traigo lo que fue la segunda novela escrita por mi autor predilecto: El coronel no tiene quien le escriba.
«El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla hasta que se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de lata».
Así es como se da comienzo a esta obra; nos presenta al coronel claramente hundido en la miseria. Pero a pesar de eso, podemos ver de este personaje durante el transcurso de la novela, que es perseverante a tal punto de llegar a ser terco.
Quien lo acompaña en este episodio de su vida es su mujer, a mi parecer un personaje espléndido, como todas las mujeres que escribe —o reescribe— Márquez: es una mujer de carácter animoso y llena de vida, incluso cuando se encuentra tan cercana a la muerte.
La historia empieza a ser narrada una manaña del mes de octubre, el coronel está preparándose para un funeral mientras habla de su vestimenta, la muerte de su hijo Asutín, el gallo...
Este último es la última posesión de su hijo, que además les da a esta pareja huérfanos de su hijo una esperanza para sobrevivir a partir de enero, cuando empiezan las riñas; pero, también es un problema, porque pronto ya no hay con qué alimentarlo.
Asimismo, todos los viernes el coronel se dirije al correo, desde hace quince años, esperando el pago de una pensión que hasta ahora no llegó.
Entre esta espera, prácticamente sin fin, y la incertidumbre de cómo hacer para seguir viviendo, se desarrolla la novela, cuyo final alcanza el ápice de la soledad, la desesperación y la miseria para esta pareja que vive en una lucha constante y solitaria:
«La mujer se desesperó.
“Y mientras tanto qué comemos”, preguntó, y agarró al coronel por el cuello de franela. Lo sacudió con energía.
— Dime, qué comemos.
El coronel necesitó setenta y cinco años —los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto— para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible en el momento de responder:
—Mierda.»
Con este ímpetu concluye esta novela. Sin dudas, Márquez supo cómo terminarla de un modo grandioso. Pienso que con él queda demostrado que no se necesita una larga historia para escribir una buena novela, pero eso sí, se necesitan buenos ojos para apreciarla.
En esta vemos presente, como en casi todas las novelas del Gabo, a Macondo, la siesta, los almendros, la soledad... Fundamentalmente la soledad, sentimiento que se nos trasmite a lo largo de la obra, pero aún así los personajes supieron seguir adelante, con esperanza y superando sus obstáculos diarios, ya que, como dijo el coronel y lo que parece ser una citación que resume el remate de la novela: «nunca es demasiado tarde para nada».

Esto es una aproximación, el ideal: 4'5.

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